Instrucciones para bailar un tango
con los dedos índice y mayor de la mano derecha.
Insurgente – y modesto – sería negar al tango como uno de los géneros propios más implacables en forma y perfume: dueño de un lenguaje especial y orgulloso
de un país que concibe al frappe, éste dichoso elemento de nuestra cultura ha sido, como es obvio tras el ruedo de las décadas, introducido en el técnico bagaje del cuerpo humano: la danza. Creándose de éste modo un baile con piruetas imposibles de realizar – hasta el momento - con la misma piel.
A fin entonces de evadir la exclusión de cualquier milonga familiar, o evento de chamuyo ( aplicando lunfardo ) en el medio de la plaza Dorrego, he de proponerles la funcional idea de practicar tango en aquellos momentos libres. Tango con los dedos/ tango en segunda/ tango con los derechos dedos índice y mayor. Si, así como ha leído, tan sólo con la buena predisposición de dos ínfimos cartílagos se puede sobrepasar un rato de aburrimiento y en paralelo abrir el telón de una deslumbrante epopeya porteña.
Lugares recomendados para iniciar las instrucciones: mesa de un bar, cordón de una vereda, respaldos de asientos en colectivos, o trechos de estaciones de tren como Escalada – Banfield.
Más conmovedor será utilizar manos vestidas por guantes o adornadas por anillos.
En un principio: se debe enfrentar la mano al mundo, de pie recibir la pista, ser constancia de la soberbia de una joven adornada por charol. Es preciso esconder a los tres compañeros restantes de la mano, y sólo dejar ver esa obra de arte compuesta por el dedo índice y el mayor: el poderoso signo de la paz parado de forma inversa. Ahora bien, estiré su índice hacia la izquierda hasta sentir que la circulación ya no es propicia, y que el diapasón está por desgarrarse de forma pasional; descansé apenas dos segundos e inhale la garúa; luego vuelva al dedo en cuestión cerca del mayor de una forma muy lenta, hasta cruzarlo por las espaldas del compañero adulto – cual gesto disimulado verá que la pose es idéntica a aquella que cuando niños nos perdonaba cualquier jura – en éste mismo momento incline con sensualidad al dedo mayor hasta notar la fricción de su uña contra la base de lo que haya elegido, y aproveche ahí para realizar el esperadísimo giro de 180º que lleva como protagonista al ex escondido dedo índice y ahora entonces vamos, cámara/ acción : tun tun tun tun, comience a caminar con los farsantes pies cruzados al taconeo, se calcularan entonces ocho pasos largos y puntapiés dignos de cualquier competencia de salón. Finalmente, haga atrasar al dedo mayor, y que después lo siga el índice, quien quedará con una pequeña flexión que simulará aquel sombrero caído por la cabeza a gacha de algún bandoneonista.
De fondo se sugiere Afiche del legendario Homero Expósito o Alma de Loca de aquellas cejas inolvidables del precioso Jacinto Font.
Realizar la acción hasta tres minutos, pues cabe tener en cuenta la repetición del motivo doce veces cómo máximo, de ser mayor la cantidad la gente lo puede hacer quedar como un ridículo, o un maniaco sexual.
De no poder ejecutar las poces con éxito le recomendaré el particular oficio de buscar piojos en las cabelleras de las personas, deshojar una florcita guardada, o intentar entender aquellas complejisimas partituras de Bach. De modo contrario, a aquellos flamantes alumnos, pretendo estimularlos a la casual improvisación del género del jazz utilizando como elemento la lengua, lo cual creo que podría llegar a ser muy interesante.
con los dedos índice y mayor de la mano derecha.
Insurgente – y modesto – sería negar al tango como uno de los géneros propios más implacables en forma y perfume: dueño de un lenguaje especial y orgulloso
de un país que concibe al frappe, éste dichoso elemento de nuestra cultura ha sido, como es obvio tras el ruedo de las décadas, introducido en el técnico bagaje del cuerpo humano: la danza. Creándose de éste modo un baile con piruetas imposibles de realizar – hasta el momento - con la misma piel.
A fin entonces de evadir la exclusión de cualquier milonga familiar, o evento de chamuyo ( aplicando lunfardo ) en el medio de la plaza Dorrego, he de proponerles la funcional idea de practicar tango en aquellos momentos libres. Tango con los dedos/ tango en segunda/ tango con los derechos dedos índice y mayor. Si, así como ha leído, tan sólo con la buena predisposición de dos ínfimos cartílagos se puede sobrepasar un rato de aburrimiento y en paralelo abrir el telón de una deslumbrante epopeya porteña.
Lugares recomendados para iniciar las instrucciones: mesa de un bar, cordón de una vereda, respaldos de asientos en colectivos, o trechos de estaciones de tren como Escalada – Banfield.
Más conmovedor será utilizar manos vestidas por guantes o adornadas por anillos.
En un principio: se debe enfrentar la mano al mundo, de pie recibir la pista, ser constancia de la soberbia de una joven adornada por charol. Es preciso esconder a los tres compañeros restantes de la mano, y sólo dejar ver esa obra de arte compuesta por el dedo índice y el mayor: el poderoso signo de la paz parado de forma inversa. Ahora bien, estiré su índice hacia la izquierda hasta sentir que la circulación ya no es propicia, y que el diapasón está por desgarrarse de forma pasional; descansé apenas dos segundos e inhale la garúa; luego vuelva al dedo en cuestión cerca del mayor de una forma muy lenta, hasta cruzarlo por las espaldas del compañero adulto – cual gesto disimulado verá que la pose es idéntica a aquella que cuando niños nos perdonaba cualquier jura – en éste mismo momento incline con sensualidad al dedo mayor hasta notar la fricción de su uña contra la base de lo que haya elegido, y aproveche ahí para realizar el esperadísimo giro de 180º que lleva como protagonista al ex escondido dedo índice y ahora entonces vamos, cámara/ acción : tun tun tun tun, comience a caminar con los farsantes pies cruzados al taconeo, se calcularan entonces ocho pasos largos y puntapiés dignos de cualquier competencia de salón. Finalmente, haga atrasar al dedo mayor, y que después lo siga el índice, quien quedará con una pequeña flexión que simulará aquel sombrero caído por la cabeza a gacha de algún bandoneonista.
De fondo se sugiere Afiche del legendario Homero Expósito o Alma de Loca de aquellas cejas inolvidables del precioso Jacinto Font.
Realizar la acción hasta tres minutos, pues cabe tener en cuenta la repetición del motivo doce veces cómo máximo, de ser mayor la cantidad la gente lo puede hacer quedar como un ridículo, o un maniaco sexual.
De no poder ejecutar las poces con éxito le recomendaré el particular oficio de buscar piojos en las cabelleras de las personas, deshojar una florcita guardada, o intentar entender aquellas complejisimas partituras de Bach. De modo contrario, a aquellos flamantes alumnos, pretendo estimularlos a la casual improvisación del género del jazz utilizando como elemento la lengua, lo cual creo que podría llegar a ser muy interesante.
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