Una de las formas más estoicas
del egoísmo
ha decidido enfrentarse contra algo
que tiene que ver con la unión
practicada en cada despertar
lleno de ternura/
Ya se sabe lo que hay
delante de la puerta:
superficies ajenas
y
ochavas de cristo
donde se cruzan
la entrega de las fuerzas remotas
con los rayos que doblan
por La Manzana de las Luces/ voraces.
Es en todas las calles
que se encuentran
a las estrellas de poder
erguidas como banderas
que flamean firme
al cuchillo del discurso liberal
que degenera hasta a los abuelos/
¿Son esas flores
disfrazadas de bala
las que en cada esquina
demarcan el limite de la guerra?
Puedo jurar que todavía
no me entregue tan dócil al tango
pero todo ese juego
pareciera no tener más fin
que el de llegar hasta éstas casas
de tejas rojas y jardín desordenado
para clavarnos la espina de nuestros
momentos de ensueño
todavía refugiaditos
en la almohada del estío perdido.
Retumban los gritos lejanos.
y detrás de la puerta de la casa
hay algo
que dice que:
en tu inconsciente
está lo mismo que en el mio
pero las crónicas
son siempre las mismas
y mirá como festeja la noche
a la patria borracha en la vereda/
La garúa es una manta victoriosa
que no nos cubre a todos por igual
y las estatuas permanecerán inmóviles
de por vida/ perpetuas, mudas.
y cómo hacerles saber otro año
cómo
que sólo queríamos lo que nos pertenecía/
desde antes que llegase la marea.
del egoísmo
ha decidido enfrentarse contra algo
que tiene que ver con la unión
practicada en cada despertar
lleno de ternura/
Ya se sabe lo que hay
delante de la puerta:
superficies ajenas
y
ochavas de cristo
donde se cruzan
la entrega de las fuerzas remotas
con los rayos que doblan
por La Manzana de las Luces/ voraces.
Es en todas las calles
que se encuentran
a las estrellas de poder
erguidas como banderas
que flamean firme
al cuchillo del discurso liberal
que degenera hasta a los abuelos/
¿Son esas flores
disfrazadas de bala
las que en cada esquina
demarcan el limite de la guerra?
Puedo jurar que todavía
no me entregue tan dócil al tango
pero todo ese juego
pareciera no tener más fin
que el de llegar hasta éstas casas
de tejas rojas y jardín desordenado
para clavarnos la espina de nuestros
momentos de ensueño
todavía refugiaditos
en la almohada del estío perdido.
Retumban los gritos lejanos.
y detrás de la puerta de la casa
hay algo
que dice que:
en tu inconsciente
está lo mismo que en el mio
pero las crónicas
son siempre las mismas
y mirá como festeja la noche
a la patria borracha en la vereda/
La garúa es una manta victoriosa
que no nos cubre a todos por igual
y las estatuas permanecerán inmóviles
de por vida/ perpetuas, mudas.
y cómo hacerles saber otro año
cómo
que sólo queríamos lo que nos pertenecía/
desde antes que llegase la marea.
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